Tu nivel de compromiso con el entrenamiento y la competición puede llegar a ser estresante. A continuación te hablo sobre lo que le sucede a tu cuerpo bajo estrés y cómo puedes evitar que afecte tu rendimiento ¡en cualquiera de las facetas de tu vida!
Entrenar y competir, especialmente cuando eres nuevo en ello pero estás acostumbrado a sobresalir en el resto de las facetas de tu vida, puede ser estresante. Invertimos mucho para llegar a la línea de salida: horas y horas de entrenamiento, equipamiento costoso e incluso rechazar algunas invitaciones para poder levantarnos temprano al día siguiente para una sesión de entrenamiento. Todo ello aumenta lo que está en juego el día de la carrera. Cuando las cosas no empiezan a salir como esperamos, es fácil que el nivel de activación normal para el entrenamiento y la carrera se convierta en una reacción de lucha o huida. En estos casos, una buena estrategia de autocontrol es fundamental para garantizar tu rendimiento en general.
El hipotálamo y el sistema nervioso autónomo
Primero, te daré una rápida descripción general de lo que está sucediendo en tu cuerpo cuando sientes que el estrés se convierte en ansiedad. El estrés libera una serie de respuestas fisiológicas, que se amplifican si no te has preparado mentalmente para ellas.
Cuando experimentas por primera vez un evento estresante, la amígdala, que es el área del cerebro que contribuye a procesar tus emociones, envía un mensaje al hipotálamo, el centro de comando de tu cuerpo. El hipotálamo básicamente controla las funciones corporales involuntarias como la dilatación de los vasos sanguíneos y los bronquiolos de los pulmones. Atléticamente hablando, esto se refiere a tu frecuencia respiratoria, presión arterial y frecuencia cardíaca.
Tu sistema nervioso autónomo, compuesto por el sistema nervioso simpático y el sistema nervioso parasimpático, está a cargo de otras respuestas fisiológicas ante un factor estresante. El sistema nervioso simpático es como un acelerador, que activa la respuesta de lucha o huida con un estallido de energía, mientras que el sistema nervioso parasimpático te ralentiza una vez que ha cesado el estímulo estresante.
Qué sucede cuando estás estresado
Imagina que la amígdala grita "¡PELIGRO!" El hipotálamo recibe el mensaje, toma el control y activa el sistema nervioso simpático, que a su vez le dice a las glándulas suprarrenales que comiencen a producir adrenalina. Tu frecuencia cardíaca aumenta, bombeando más sangre a los músculos y otros órganos vitales. Las vías respiratorias se abren, lo que hace que viaje más oxígeno al cerebro y se agudicen tus sentidos.
Todo esto sucede en un abrir y cerrar de ojos, lo que hace posible que puedas reaccionar de manera instintiva ante una situación potencialmente mortal, como esquivar un obstáculo peligroso en la bici. Si bien esta respuesta puede ser inicialmente beneficiosa en un entorno de carrera, no es un estado sostenible durante un evento de resistencia y mucho menos durante la vida diaria. Peor aún, la reacción parasimpática resultante puede ralentizarte y, en última instancia, hacer que el esfuerzo que percibes en tu desenvolvimiento sea mayor.
Utiliza las visualizaciones para mitigar la respuesta al estrés fisiológico
Las visualizaciones son una de las mejores formas de reducir de forma preventiva el riesgo de una respuesta de lucha o huida. Respirar profundamente, repetir un mantra relajante o escuchar música puede ayudarte a calmarte al momento, pero no te preparará para una situación inesperada. Si te enfrentas a un inconveniente y no lo has ensayado mentalmente, corres el riesgo de sufrir una reacción de estrés sobre agotador.
Una forma eficaz de ensayar mentalmente es tratar de anticipar las cosas que podrían (razonablemente) salir mal en una carrera, entrenamiento o proyecto en general, y luego idear estrategias para lidiar con cada una. Por ejemplo: "Si me golpean en el inicio de la natación, ¿Cómo manejaré esa situación?"
Para empezar, visualiza en detalle cómo te sentirías al hacer contacto con otros nadadores y proponte algunas estrategias para afrontar el estrés posterior. Considera la temperatura del agua, tu actitud competitiva y tu nivel de esfuerzo en ese momento. Para manejar la situación, puedes concentrarte en respirar, nadar hacia un costado del lote de nadadores o incluso realizar unas brazadas de pecho para reagruparte mentalmente.
Por supuesto, no podemos anticiparnos a todo lo que nos puede pasar en una carrera o en la vida, pero tener algunas estrategias para las peores situaciones te ayudará a tomarlas con calma. Evitar una respuesta de lucha o huida desproporcionada es la mejor manera de mantenerte eficiente, fuerte y mentalmente concentrado durante tus carreras, entrenamientos o proyectos.
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